Estamos viviendo un momento histórico crítico en América Latina. La pandemia de Covid-19 ha devastado a los países de la región debido a la gravedad de la crisis sanitaria y a la incapacidad de la mayoría de los gobiernos para responder adecuadamente. La crisis ha aumentado la desigualdad, la pobreza, el hambre, la insalubridad, la inflación y la deuda externa. También ha intensificado las tensiones políticas y sociales manifiestas en la proliferación de revueltas y estallidos sociales y en el enfrentamiento entre fuerzas democráticas y de extrema derecha. Los modelos económicos neoliberales basados en la destrucción del medio ambiente, el fundamentalismo del mercado, el exterminio de los pueblos originarios y de las comunidades afros, el patriarcado y la explotación de clase han hecho crisis, al igual que los modelos de democracia restringida y estado autoritario que los sustentan.
La pandemia también puso en claro el fracaso de los sistemas de salud de la región para satisfacer las necesidades colectivas. Esto se debe al legado de décadas de reformas neoliberales que mercantilizan y privatizan la salud. También a la persistente racionalidad colonial de las políticas sanitarias, centradas en los intereses y perspectivas dominantes del norte global. En las décadas de 2000 y 2010, aun cuando los avances sociales de la marea rosa fueron consistentes, hubo grandes dificultades para superar los límites estructurales de los sistemas de protección social, generalmente incompletos, estratificados, fragmentados, heterogéneos y permeados por fuertes intereses privados. Estos sistemas han contribuido a mantener sociedades desiguales y una ciudadanía restringida, o incluso a negar la humanidad de las personas y comunidades marginadas en las zonas rurales y urbanas.
El alcance del derecho a la salud se ha visto limitado por una visión biomédica centrada en los individuos y las enfermedades, que ha facilitado convertir nuestros sistemas en negocios privados y rentables hegemonizados por el Complejo Médico, Industrial y Financiero, vaciando el contenido comunitario, la determinación social de la salud y la interculturalidad. Esa visión también ha impedido enfrentar y evitar las epidemias y pandemias y la amenaza que impone la crisis ecológica para la sobrevivencia humana, de la naturaleza y del planeta.
Por otro lado, el aumento de las tensiones sociales ha llevado a la necesidad de cambios en la agenda de los movimientos sociales y de los gobiernos de la región. Se abre un nuevo impulso histórico en las luchas por el derecho universal a la salud y a la vida en la región. Ya sea actualizando las demandas históricas por la construcción de sistemas de salud públicos, únicos, universales, integrales, soberanos y solidarios, y contra la mercantilización de la salud. Ya sea incorporando nuevos temas como la pluriculturalidad, la justicia racial y de género, la justicia ambiental y la descolonización de las políticas sanitarias.
La construcción de futuros alternativos requiere de la formulación de nuevas agendas sociosanitarias, culturales y de la acción colectiva para la transformación y descolonialización de nuestros sistemas de salud. Lograr los cambios en salud sólo será posible reforzando las luchas por la vida y por transformaciones estructurales en nuestras sociedades.
Con la Campaña para la Transformación y Descolonialización de los Sistemas de Salud en América Latina, pretendemos dar pasos concretos en esta dirección, construyendo espacios permanentes de diálogo, movilización, solidaridad y convergencia en cada país y en la región. La campaña se propone sintetizar y visibilizar las demandas y luchas de nuestros pueblos en torno a la salud y la vida, promoviendo la resistencia al neoliberalismo y a los gobiernos que siguen sus lineamientos, influyendo en las luchas populares, en las decisiones y acciones de las agendas y políticas públicas en cada uno de los países de la región.
El crecimiento y ampliación de la lucha de los pueblos de la región viene abriendo espacio para la esperanza del logro de la salud para todos y todas de la mano de cambios en los regímenes económicos, políticos, sociales y culturales dominantes. Por lo tanto, hacemos un llamamiento a activistas, movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil para que se sumen a esta iniciativa por un futuro digno, democrático, justo, saludable y emancipado.